Cinco venezolanos asesinaron a una familia que antes les habían dado trabajo, en Landázuri, Santander. Sin embargo, la comunidad tomó represalias por su propia cuenta y acribilló a los presuntos asesinos; en total serían nueve los fallecidos.
Esta masacre ocurrió al interior de una vivienda de la vereda Buenos Aires del corregimiento Plan de Armas. Comenzó con una riña generada por un grupo de cuatro hombres y una mujer, quienes arremetieron con armas blancas contra cinco personas que estaban dentro de la residencia.
En ese momento murió Álvaro Díaz Pineda, quien era el padre de familia y se desempeñaba como docente. También fallecieron su esposa y sus dos hijos, un joven de 20 años y una niña de 13 años. Mientras que la quinta persona, identificada como Natalia Calle, la cual trabajaba con el profesor, resultó lesionada en medio de la confrontación, pero alcanzó a salir de la casa para avisarle a los vecinos y que los auxiliaran.
Versiones preliminares indican que los criminales pretendían que el educador entregara un dinero que habría obtenido producto de un negocio realizado días atrás. Al parecer, el profesor se habría negado y los agresores comenzaron a torturarlo. A todos los apuñalaron letalmente y luego les prendieron fuego a los cuerpos para tratar de borrar las evidencias.
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