Expulsemos a la internacional progresista de Colombia

A pocos días de las elecciones del 13 de marzo está en juego mucho más que un cambio de gobierno y legislatura, los resultados de esta contienda determinarán el destino de la Nación colombiana y se podría poner en juego la democracia y la estabilidad. 

En esta oportunidad la internacional progresista se movilizará para ser veedores de las elecciones legislativas ya que sus miembros expresan temor a la violencia y al fraude electoral. Por este motivo, enviarán una delegación a Bogotá para garantizar que el proceso electoral no tenga ningún tipo de vício que coarte la democracia. 

Los colombianos deben tener presente que uno de los miembros de esta organización es el candidato Gustavo Petro con lo cual debemos suponer que el único interés del candidato es promover la desestabilización y el desprestigio de Colombia.

La misión de la Internacional Progresista nació  con el objetivo de construir un frente común, y hacer un llamado a la unión a todas las fuerzas progresistas de todo el mundo. Sin embargo, en varias ocasiones han intervenido asuntos internos de las naciones donde no tienen voz ni voto para opinar.

Por lo expresado anteriormente, podemos concluir que la Internacional Progresista carece de objetividad para realizar una tarea de observación electoral, dadas sus claras filiaciones políticas. Desde la perspectiva de varios analistas, esta red busca destruir los avances económicos, empobrecer al trabajador y llevar a las naciones al borde del colapso, una red que se está extendiendo a través de las fronteras para decir que trabajan por los derechos humanos, pero su única intención es silenciar y promover la intolerancia.

María Fernanda Cabal candidata del Centro Democrático solicitó este viernes al Consejo Nacional Electoral, retirar la acreditación de la Misión de Observación de la Internacional Progresista (IP) y pidió a las autoridades su inmediata expulsión del país “por intervenir flagrantemente en los asuntos internos de Colombia”.

Esta organización cuenta con el apoyo de colectivos feministas, ecologistas y LGBTI, entre otros. De hecho su discurso es ampliamente legitimado por actores de la izquierda colombiana, ya que sus tesis toman como base la polarización, resentimiento y enfrentamiento social

Es decir, no propenden por el diálogo social objetivo, en el que sea posible el debate ideológico y académico, orientado desde el reconocimiento y respeto por la diferencia, sino, quieren implementar un monopolio carente de objetividad y avalado por la violencia y la capitalización del odio y la indignación.

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